Ayer tuve ocasión de hablar con una buena amiga sobre una iniciativa de participación ciudadana que me parece muy prometedora, y que me gustaría ver mucho más de cerca. Digamos que la parte filosófica (y de marco legal) la están llevando muy bien, el portal es bonito, pero la participación real, online, apenas asoma en el mapa.
Tirando del hilo y hablando con más personas relacionadas, parece que se ve la causa. Esa participación web se está tratando como si fuera una prestación tecnológica del portal, a cargo de un departamento técnico, y no parte fundamental del esfuerzo de participación ciudadana.
Y no es la primera vez que lo veo. De hecho, llevo un par de meses intentando aclarar ideas en la empresa en la que trabajo sobre este tema.
La participación ciudadana online en los procesos de decisión de las administraciones públicas (una parte fundamental de conceptos como «e-democracia», «e-governanza») exige mucho más que montar un modo de que te envíen sus opiniones. Eso, dicho sea con el mayor respeto, no es ni siquiera empezar a tomárselo en serio.
La participación ciudadana requiere dos cosas. Participación significa «tomar parte», e implica que la administración está ahí para escuchar y responder de un modo sensible. También implica que está abierta a la ciudadanía, que no es un conjunto de conversaciones privadas sino un debate abierto (aunque necesariamente ordenado) sobre las prioridades e intereses de los múltiples componentes de la sociedad. Y que no es algo ocasional que sucede cuando alguien se fija en un link discreto a pie de página, sin explicaciones, sino algo dinámico, vivo, fluido, fomentado, esencial para esa administración.
En otras palabras, requiere:
- Un canal de comunicación, capaz de reflejar no sólo lo que la administración propone o consulta, sino lo que se ha propuesto, y sobre todo, capaz de sostener el flujo de la conversación que esas propuestas generan. Un canal que debe ser visible, claro, estar bien explicado, y ser fomentado como medio de comunicación; de otro modo, no habrá ciudadanos, y sin ellos no hay participación que valga.
- Un medio de dar significado a esas propuestas, con la mencionada capacidad de debate ciudadano, y con la capacidad de votar y graduar el acuerdo con una idea o propuesta. Algo más que un simple formulario para enviar ideas: requiere la capacidad de ver, comentar y graduar, y de compartir ampliamente (p.ej. mandar links a personas que piensan como nosotros para fomentar una causa o un debate: recordemos que los agentes de la sociedad civil son grupos más a menudo que personas solas). En resumen, requiere una aplicación web pensada para la interacción dinámica, un site (por ser tópicos) 2.0 de verdad.
- Un ambiente sano, seguro y civilizado en el que realizar las propuestas, aportar comentarios y datos, y participar en el debate. Lo que en la práctica significa servicios de dinamización y moderación, como en cualquier conversación online, así como unas reglas de juego claras y un diseño que favorezca su seguimiento.
- Un proceso de análisis de las propuestas, integrado en los departamentos correspondientes de la administración pública, de modo que lo que se dice no caiga en saco roto. Y en la administración «proceso» quiere decir «procedimiento«, reglado, oficial, serio, obligatorio. Y también muy sensato, porque un canal de participación abierto traerá muchas cosas que no tienen sentido, prioridad, o hueco en el presupuesto.
- Un modo de transmitir el resultado de esas observaciones y deliberaciones a los participantes (con un mensaje en el debate, con un blog dedicado, con una integración activa en el debate social… pero sobre todo con personas y responsabilidades detrás). Es el único modo de que los ciudadanos se den cuenta de que realmente están participando y no hablando solos, y por tanto el único modo de asegurar que el proceso tiene sentido y continuidad.
Y me estoy olvidando de la campaña de comunicación, y de la reorientación de los procesos de participación y consultas convencionales de modo que, manteniendo siempre la posibilidad de interaccionar sin usar la web, se fomente ésta como el medio más eficiente de lograr una consulta efectiva.
En resumen: no basta con montar un portal y poner un formulario para recoger propuestas.
Si vas a montar un portal de participación…
Que sea visible. Que sea dinámico :-). Aquí tengo un ejemplo cocinado en ocho horas para ilustrar los conceptos básicos a varios caballeros. El diseño se las trae, pero creo que las ideas expresadas más arriba se ven claras.
Pero sobre todo, que haya personas y procesos detrás. Gente encargada de que la conversación tenga sentido, y tenga resultados; y gente que no lo haga de modo casual sino como parte de una tarea claramente esencial de la administración.
Y ya puestos a pedir, si vas a meterte en un proyecto de ésos, avísame. Me interesan.
Hola Miguel! Muy interesantes tus comentarios. Te dejo un link a un blog que empece hace poco, analizando distintos casos concretos de participación ciudadana online. Tenemos que fomentar la colaboración en este campo para aprender de cada experiencia.
Saludos!
Juan Pablo