Bueno, después de un breve episodio lúdicofestivo (o no), volvemos al tema titular del blog.
Esta tarde he aceptado una propuesta de link de una conocida que lleva un gran grupo de usuarios Mac en Venezuela. Conozco su trabajo y la conozco a ella, pero lo cierto es que normalmente soy más exigente en cuanto a relación. Por éso mi «red» en LinkedIn es de 61 personas nada más, y no tengo prisa por que crezca.
Lo curioso de estas redes es la «cascada» que hace que, con la ayuda de gente más promiscua :-), esos 61 se conviertan en más de 990.000 conexiones de «tercer grado», gente de la que no me importaría recibir un mensaje (amigos de un amigo, o poco menos) y que presuntamente actúan igual respecto a mí. Gente que, curiosamente (o no) ni siquiera es mayoritariamente española, y que en su inmensa mayoría no han oído hablar de mí en su vida. Pero ya son casi un millón (de los 14 que forman LinkedIn).
¿A qué viene todo ésto? Bien, la verdad es que esperaba escribirlo cuando hubiera alcanzado el millón (supongo que sucederá esta semana) pero me gustaría comentar un par de cosas sobre las redes sociales y las comunidades. Porque hay muchas dudas al respecto, especialmente entre bloggers de habla hispana (esa conversación viene de atrás, y el post original tiene mucho interés). En resumen, parece que no se ven claras las diferencias entre «redes» y «comunidades».
Y no me acaba de extrañar. Pero veamos un ejemplo que puede aclarar las cosas: LinkedIn es un recurso (servicio online proporcionado por una empresa) que basa su oferta en facilitar la creación y gestión de redes sociales de orientación profesional (redes sociales, como las entiende Valdis Krebb y la mayor parte de la literatura al respecto, son las que forman personas interconectadas entre sí, pero no necesariamente directamente todas con todas, por las razones que sean pero implicando, siempre, comunicación).
Con permitir esas conexiones, LinkedIn ya sería una «red social» de pleno derecho (hablando con propiedad, es más bien el recurso que soporta y facilita la creación de millones de redes, que no es lo mismo). Pero con ello no es una «comunidad». Las comunidades (tampoco falta literatura al respecto) se caracterizan por compartir unos intereses, unas conversaciones, una relación emocional de pertenencia y grupo, y a veces más cosas (las «comunidades de práctica» comparten bastante más).
Ahora bien, para generar más actividad y frecuencia de visita, LinkedIn fomenta el uso de distintas herramientas (preguntas, foros) que de hecho sirven como soporte para la formación de comunidades temáticas de profesionales, con logo y todo.
¿Significa éso que LinkedIn es una comunidad? No. Significa que LinkedIn, como servicio de redes sociales, está usando una serie de comunidades para fomentar su «stickiness», su retención y frecuencia de uso.
De un modo completamente distinto, dentro de una comunidad se formarán siempre redes sociales (no confundir con «recursos que dan soporte a la gestión de redes sociales»: aquí hablamos simplemente de redes de personas conectadas). Algunas comunidades dan herramientas para gestionarlas más o menos explícitamente; véase lo que hace MySpace con los «friends». ¿Significa éso que una comunidad es una red social? No. Puede abarcar muchas, muy diferentes, interconectadas y todas ellas bajo el paraguas de una relación más compleja.
Lo que sí es cierto es que, como dice Ramón Sangüesa, con tanta mezcla de estrategias e iniciativas por parte de los distintos recursos, acaba siendo más «cómodo» designar de forma indistinta (network, comunidad) a todo lo que tiene características de alguna de las dos. Pero no es lo mismo, y las diferencias son importantes.
Que me diga alguien a mí que me identifico con «mi» millón de LinkedIn :-). Y sin embargo, el que alguien sea macuariano sí que significa algo.
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